Todo fluye a desmadrada velocidad, fotógrafos ahorcando modelos, el impacto fácil, o luciendo desde su móvil la última imagen vacía, que no aporta nada, pero aún así es aplaudida, porque lo rápido viste bien, y si no, tarda poco en desaparecer y se olvida. Ningún respeto por nosotros, ni por lo cuidado, por el trabajo bien hecho, por la belleza, que es mucho más difícil de crear que la destrucción. Dame un martillo pilón y llegaré a los más prestigiosos museos. Dame una foto trepidada y diré que soy un artista, que lo bello es aburrido, y lo que mostramos, es el reflejo de nuestras almas, de una sociedad enferma, pero llena de individuos que realmente son ricos, plenos de sentimientos, de alegrías y de una riqueza humana suficientemente grande, inmensamente acaparadora de buenos sentimientos, como para que merezcan ser reflejados.
Si me dejan, seguiré apostando por la belleza, aunque me suponga el destierro y sé, como dice Bunbury, que apuesto por mi derrota.
"Largémonos chica hacia el mar
No hay amanecer en esta ciudad
Y no sé si nací para correr
pero quizás sí que nací para apostar
Sé que ya nada va a ocurrir
Pero ahora estoy contra las cuerdas
y no veo ni una forma de salir
Pero voy a apostar fuerte mientras pueda
Largémonos chica hacia el mar
No hay amanecer en esta ciudad
Y no sé si nací para correr
pero quizás sí que nací para apostar"
No hay amanecer en esta ciudad
Y no sé si nací para correr
pero quizás sí que nací para apostar
Sé que ya nada va a ocurrir
Pero ahora estoy contra las cuerdas
y no veo ni una forma de salir
Pero voy a apostar fuerte mientras pueda
Largémonos chica hacia el mar
No hay amanecer en esta ciudad
Y no sé si nací para correr
pero quizás sí que nací para apostar"